GuillermoO

El que duerme por tus ojos

 

Yo,

el que duerme por tus ojos,

el que corre por las eternas piernas que le prestas,

el que recita sólo aquellas estrofas aprendidas en remotos momentos:

ese romance que tuvimos con el preciso vino azul;

yo,

porque tus manos están hechas de leyenda,

vengo a tu sombra y digo:

no lloraré;

la fiesta ha terminado.

Nada vale la pena si estás tan lejos,

tiritando,

bajo los capiteles de la noche

o en los arcos claros de la mañana.

 

Dame la libertad.

La necesito.

Para construírte cerca de mi

he de buscar la tierra más desierta. 

El mar más temeroso es un  niño sobre sus olas altas,

y todos los misterios del mundo son más ciertos

cuando tu presencia llama.

 

Quiero estar cerca de tí

y a la vez lejano.

 

Te amo, todavía.

 

Un definitivo recuerdo nos sostiene.

 

G.C.
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