No supiera yo,
nada de la vida,
si no viera arriba,
a esa gran estrella.
No valdría nada,
el susurro de aire,
el beso del agua,
sin esa luz hermosa.
No importaría el tiempo,
si no aprovechase yo,
este valioso momento,
para escribirla, preservarla.
Porque algo tan bello,
único y precioso, no
merece morir a manos
del tiempo.
Si yo, o mis letras,
no la preservan, muchas
otras cosas lo harán, pues,
en todos, su luz brilla.
No soy digno de retratarla,
grandiosa, sublime, eterna,
Laura.
En mi mente y recuerdo,
siempre, y en el de todos.
Y me quedo corto,
porque usted es inmensa.