Sí a cantar y contar, no al parloteo
ni reunión bulliciosa que marea
(¡Que marea en el mar de tus silencios!)
No te sienta la farra, el jolgorio,
Si es de muchos, peor la barahúnda
división, verborragia , desencuentro.
Siéntate a descansar, siéntate solo
siéntase el ojo curioso de atisbar ,
sienta ganas de examinarlo todo
pero apenas mirando de reojo,
sin un Ay, sin un Uy, sin el martillo
(fiel verdugo de lo pecaminoso).
El silencio sí que es armonioso
no te deja errar, no te da tregua
sobre todo respecto de lo propio
pero es dulce, llovizna poco a poco
verdades que te alumbran la conciencia.
No es mera coincidencia que acá estemos
al son del mismo tiempo, mismo espacio
con la misma costumbre de nacer
y la misma manía de morirnos.
Mientras tanto, cada uno y como pueda
unidos, pero solos, bien alertas
a batallas internas, a barreras,
con el otro, que no es otro que nosotros.
Mejor solos, cada uno y como pueda
mejor vida apacible y silenciosa
que en la tanta muchedumbre, la ceguera,
ofreciéndose con voces voluptuosas.
ANDREA