Sentir entre los míos esa tan dulce miel
De tus labios tan suaves, exquisito placer;
Sentir el universo, sentir desfallecer,
Porque toques de seda estremecen mi piel;
Escuchar en silencio los susurros de amor
Y tocar suavemente esos hilos de sol;
Trascender el espacio en inmenso fulgor,
El brillo de tus ojos: llamas de tu pasión;
Surcar el infinito, sin sentir la fatiga,
Sino abrasarme todo al sentirte tan mía;
Mirarme en tu regazo el alma adormecida
Por vivir un instante de extasiante agonía;
Entender el principio, el objetivo de todo,
Conjuntar alma y cuerpo, convertir plomo en oro,
Desvelar el misterio, el oculto tesoro,
Que encamina a los hombres a encumbrarse en su trono…