En aquel umbral se me enfrió la vida
al escuchar de tu boca,
de esa que tantas veces juró amor en demasía,
la dura confesión de la cruel osadía...
Sosteniendo mi espalda
para evitar la caída estaba nuestro hogar
creado por tantos sueños y proyectos
que echaste al olvido...
Mis ojos se cegaron para no verte,
mis manos cerraron sus puños para hacerme más fuerte
y soportar con entereza
el puñal que sin piedad clavaste a mi suerte...
Los labios mordí, las preguntas ahogué,
las lágrimas tragué muy amargamente
ante tu hipócrita insistencia de perdón
y ese falso beso que me llevaría a la muerte...
Allí quedé sin dar señales de vida
sintiendo el humo de tu cigarro y pasos alejarse
como últimos recuerdos de latigazos
que rasgaron por siempre mi alma...
Al igual que Alfonsina
sumergí desde aquel día triste
mi corazón, amor y poesía
al silencio, a la deriva...
Dolió tu desprecio y desamor,
pero más rompió mi orgullo tu cobardía,
y el poco valor que le diste a la mujer
que por años te dió su vida....
ESMERALDA....
yo te amé tanto y quizás ese fué el error más grande...no guardarme nada...