Entre tinieblas me encontraba,
Por la tierra iba sin rumbo alguno,
Hasta que sentí fijamente tu intensa mirada,
Moría por ese Olor que desprendía tu cuerpo,
Nunca creí en el destino, hasta encontrarte Amada,
Incluso prefiero mil veces morir de ti, que tocar el cielo,
Necesito más que una gota de tu sangre salada,
Confundo el deseo de Devorarte u preservarte con recelo,
Se de mi…
¡Saciando mis ganas de tu Sangre, sin tener que Obligarte!