LONTANANZA
Estaba absorta y pensativa meditando
devanando los hilos del hastío y de la tristeza,
cuando de pronto sus oídos escucharon
unos suaves murmullos que llegaban desde lejos,
venían en las crines del viento volando
y se colaron por su ventana abierta.
Era una noche otoñal tranquila y fresca
y observaba fijamente el horizonte,
admirando las luces que adornaban el cielo
bañada en soledad y envuelta en el silencio,
su cuerpo se estremecía ávido de caricias
y su alma se encontraba trémula.
Los ecos plañideros se escuchaban
resonantes allá en la lejanía,
y ella, ensimismada, y llena de melancolía
con la mirada triste y soñolienta,
simulando una sonrisa fingida
aguarda pacientemente,
hasta que se detenga
el reloj de su existencia.
Winda
(Señora Melancolía)