Debajo de una
inmensa nube
gris navego.
En un mar
mirando al
cielo.
En su calma
la luz del día.
Es una cálida
melodía.
De una tarde
mortecina.
Que de morir
no termina.
En un gris de
un mar.
En el que la
belleza es
tristeza.
Y la soledad
lo besa.
Dejándome
llevar.
Por el beso
de su luz.
Girando mi
destino.
Hacia la curva
del olvido.
Que al cielo
ilumina...
Rafael Pablo