Salpica el mar
las memorias de un rostro
en la escotilla.
Era en su tierra un niño brincando por las peñas
su alma habitaba un cielo pleno de juego y canto
y sin saberlo intuìa muchas cosas bellas,
los amigos, montes, rìos y flores del campo.
El brillo del sol entre prados y lagunas,
de amaneceres y tardes pintadas en oro
y en esas noches plenas, a reflejos de luna,
ir jugando entre amigos con los ritos a coro,
trepados por las huertas huertas. comiendo fruta ajena.
luego huir de sus dueños en salvaje alegrìa,
o sacando panales con miel de otras colmenas.
Pero su padre lo arrancò de la tierra un dìa
buscando el futuro tras el canto de sirenas.
¡Sòlo para descubrir què es la melancolìa¡