Voy a pintar de blanco mis cabellos,
Y a horadar con frágiles marcas,
La piel de mi rostro, ansiado y casi yermo;
Voy a disimular,
La suave piel de mis manos,
Y a marcar en ellas,
La aspereza de una piel vieja y huraña;
Voy a descubrir mi pecho, cubierto de ansias,
Y dibujaré en él,
La semblanza del frío,
de no tenerte en las mañanas.
Voy a tomar caminos bajo el sol,
Y también andaré bajo intensa lluvia;
Voy a cruzar laderas frondosas,
Y hundiré también,
Mis pies bajo densa nieve;
Voy a gritar con voces extrañas,
Y oraré en lágrimas,
Viejos reclamos,
Y en cada frase de mi lento credo,
Pediré por ti, entre palabras.
Voy a aceptar mis años andados,
Y soñare contigo… despierto,
Y miraré extraño mi piel cansada,
Y también escucharé mis propias palabras…
Lejanas y casi apagadas;
Voy a recoger del camino,
Las flores que brillen, extrañas,
Y las guardaré en el cofre de mi pecho,
Para ofrendártelas el día que te hallara,
Y para decirte la falta de ti,
que en secreto, mi alma calla.
Voy a cruzar ríos y quizás hasta cruce mares,
Con tesoros que mi alma guarde,
Porque tengo mucho por regalarte,
A pesar de la distancia de mi cuerpo,
A pesar de lo viejo de mi pecho;
Tengo un dulce secreto que darte…
Y es que Te Amo,
A pesar de estar tan separados,
a pesar de mis canas
Tan tristes, tan blancas.
Tengo un tesoro,
en el cofre de mi pecho,
y voy a abrirlo el día,
que te vea en mi lecho,
voy a abrir el dulce cofre,
que guarda con celo el secreto,
de amarte en la distancia,
de amarte sin lamentos;
Voy a pintar de blanco mis cabellos,
y a horadar con dulces palabras,
mi dulce corazón,
que te ama en secreto.