Yo no soy bueno, aunque de apellido sea,
pues que a mis padres les debo y al azar
el nombre y esa costumbre de rezar
y desde niño he cumplido esa tarea.
Paso corriendo la vida sin pensar
en el incierto futuro que me espera,
raudo y dichoso voy por mi carretera
ni a las cunetas me paro ya a mirar.
Inconformista, sueño con despegar
en una nube al llegar la primavera
que me conduzca, por fin, a ese lugar
en donde el alma y el cielo se recrean.
Quisiera creer que en este navegar
dios me acogerá en su seno, aunque no crea.