A usted que me pretende
le escribo estas letras:
La soltería no es condena
aunque por soltera
algunas sientan pena.
Dicen por ahí:
“mejor sola que mal acompañada”
o peor aun acompañada y desdichada.
Yo les voy a explicar
el porqué pasa eso:
existen compañeros
que se convierten en un peso
y no es porque los cargues
o en tu cama hagan hueco,
lo que ocurre es que a tu alma,
no la dejan alzar vuelo.
Ser soltera no es un mal,
por el contrario es libertad
y yo digo a viva voz:
no la pienso negociar.
Existen muchas solteras
por gusto, elección,
decisión o convicción
donde la casualidad
no es la verdadera razón.
La soltería en mi caso
es por negarme a darle paso
a esos hombres que llegan
enamorando o elogiando.
Y además van por la vida
sin pena, ni gloria,
engañando y estafando.
Vendiendo unos encantos
que por ser estos falsos
los mantienen solo a ratos.
Yo prefiero al hombre fuerte,
que me muestre lo que es,
torpe, tosco, ocurrente
o quizás hasta demente.
Dejando ver su lado oscuro,
inhóspito y no deseable.
Pues eso es justo
lo que quizás no me agrade.
Necesario es, que tome el riesgo
y si, aun así, logra gustarme
que diré mas adelante,
cuando busque conservarme
con ternura, sin esmero,
sin adorno o maquillaje,
con la verdad por delante.
Porque lo humano, noble y amoroso
no es un dulce que me embriague
o a mi paladar desagrade.
Estimados señores,
si mis comentarios los ofende
me perdonan que les dé
justo allí donde les duele.
Solo ruego que comprendan,
que no han sido mis letras.
Es solo el roce inocente
de alguna palabra,
que para ustedes
quizás suene insolente.