MARQUÉ
Tu espalda con mi dedo
corazón
le imprimí la tinta invisible
del aquel -lazo de sangre-
nunca pensé poner nueve
colas que sirviera para azotar
¡Menos! pensé en aquellos frailes
capuchinos y sus cordones
pesados por la excedente
cuerda
¡Tan solo, pensé!
mojo mis dedos en tu espalda
hago con ellos los -nudos
de sangre-
así, será imposible deshacerlos...
Y así fue...
Retirar mi pulso de tu espalda
fue vano intento,
en ella cae todo el peso
de mis manos
de mi piel
de mi carne
ese pulso intacto en cien mil
destellos...
Marqué una a una tus vertebras
lentamente fui
nombrando un rezo
lentamente musité una letanía
el rosario de todas
mis oraciones
caben están en tu espalda
amarrados en un lazo
un -lazo de sangre-
30.11.2014
Carmen Hernández Rey
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