La ciudad está en ruinas.
Mi alma es un tren
que me lleva perdida.
Pasajera que prende fuego
en su vagón.
Hoguera de piedras
para recordar que la noche
ha caído como muro,
de mi silencio.
Mi boca bosteza el vacío,
sus ojos son cenizas
/de estrellas/
en el reflejo del mar.
Sueño con la vida
y es esta soledad
que se corta como rama
que se parece a la grieta
de una calle en verano.
Sueño en la vida
y mis manos esbozan
un adiós,
como si alguien volviera.
Como si hubiera alguien,
que parte y se queda,
a matar mariposas
en el mismo sitio.