Carmesí
puerto sin llegada,
abandonado por muelles y barcos,
Una pequeña barcaza rota y orillada
reposa para el lienzo oportuno.
Dame tu mano
detenida y profunda,
traiciona de nuevo mi mundo
sin pena brillante
y besa mis brazos muertos.
Canciones mutiladas
en el medio del camino
crecen ahora sin raíces y se caen.
Un lápiz azul me observa
en un tiempo desconocido.
Llámame y te miro,
no con ecos, de nada sirve
pero si con motivos aunque
no sean de vida.
Respiro y lloras,
sin brisa el peñón.
Una mosca dibuja mi aureola
no de santo si no de creador.
Es de color marrón y no negra
con millones de ojos,
ella es marrón.
Ya logré incorporarme,
seducirme, convencerme.
Logré expulsar la hernia.
Logre cerrar los ojos
con tu eco devolviéndose en el peñón.