Dejémonos de historias ya.
Abramos una botella de buen vino,
brindemos, mientras charlamos
y nos embriagamos
con el olor de nuestros perfumes.
Deja que te ponga nerviosa,
que el estival sonido de tu risa
me devuelva la vida.
Crucemos, una y otra vez
nuestras miradas
como si de un hierático inicio
de seducción se tratase,
a la vez, que damos paso
a un arsenal de tonteos, caricias y roces.
Dejemos libre la imaginación,
lancemos al viento nuestras vergüenzas, mientras, TÚ,
dejas caer tus manos por mi espalda,
y YO,
sujeto firme tu pelo.
Aprovechemos hoy
que somos jóvenes
y dispongámonos para amarnos
el uno sobre el otro,
durante toda una noche.