El armonioso paso de la noche une silencios.
Un cuerpo espera quieto,
mientras que en las paredes
una multitud de sombras dibuja
el canto de los solos.
Alguien está por morir en ese cuarto.
Alguien que no pide abrigo ni socorro.
Nadie vio antes tanta oscuridad,
ni estuvo antes tan ciego
para descifrar los penosos documentos de la muerte.
El transitado cuerpo pide con su mirada;
pero a su alrededor
un temblor callado la recoge
y pasa.
G.C.
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