voz de lluvia
impávido porte que
-dorado su aguante-
amamanta nieves en
el aire
empañada de ser
a tientas
a gatas
a neptunas
descaro umbilical
qué más da
duerme en su esfera
un recuerdo de la costa
y un manantial
pero qué bruto acarreo,
qué inútil
verás
que el sosiego no da pistas
no da magia al despertar
por eso lluvia de voz
sin un rizo en anegación
no espera
no da santo
el paredón
Buenos Aires, octubre 2014