Cuando empiezas a reconocer en la vida cotidiana colombiana la importancia de la violencia en e todos los aspectos de la sociedad, se puede llegar a entender que quien practica cualquier tipo de violencia es una mala persona, cualquiera que le haga daño a otro esta cometiendo un error, pero y ¡la vida de un peleador? Un Artista marcial practica la violencia y es estigmatizado en muchos momentos como alguien con problemas realmente pesado en su vida, por que recurrir a la violencia, cuando entras a ver la vida en las academias de Artes Marciales Mixtas la cantidad de estereotipos que se dan son gigantes la no comprensión de que motiva a las personas a ser o practicar artes marciales es generalizado.
La vida de un peleador es como la vida de cualquier otro deportista o profesional que ame su profesión y lo que hace para sobrevivir muy pocas personas se convierten en peleadores por dinero únicamente, pones tu integridad y tu vida en riesgo, tu familia la mayoría de las veces no respeta ni acompaña este proceso, pero cuando empiezas a convivir con este ambiente violento e irracional, vas a cambiar tu manera de ver las cosas
Quien es peleador entra a su academia y las cosas cambian, puedes estar totalmente rendido por tu quehacer cotidiano, pero pisar ese “tatami” produce una inyección de energía que solo puedes reconocer en quienes aman esto que hacen, empieza el entrenamiento y parece estallar el “big Bang” jóvenes principalmente desde los 15 hasta los 25 y alguno ya mayores de 30 años para arriba, comienzan a activar su cuerpo, saltar lazo, en una llanta gigante de camión ubicada en la esquina de la academia, o trotar y saltar en un punto especifico se vale aunque cada día la rutina es diferente la sensación de energía brotando por todo el lugar no cambia, luego va el estiramiento, sorprende que algunos con años de entrenamiento aun sufran tanto con solo expandir un poco su cuerpo, los profesores manejan su clase de manera diferente, y la historia de sus artes refieren también su manera de actuar, el Muay Thai fuerte y agresivo como si no doliera, la lucha un explosión de fuerza y contacto casi inhumano, el boxeo suelto y con agilidad y el jiu jitsu brasilero inteligente y locuaz, el arte en cada una de estas disciplinas habla por sí solas y todos los días los peleadores parecen engrandecer su corazón y su sonrisa con cada nueva enseñanza , con cada nueva sorpresa, aunque por lo que se escucha se sabe que en otras academias se enseñan estas y disciplinas diferentes, puedes sentir ese amor y ese sentir al momento de entrenar, todos son amigos, quien llega nuevo reconoce a quienes tienen una antigüedad y los respetan, y los antiguos entienden en los nuevos uno mas de esa familia al cual tienes como responsabilidad ayudarlo a mejorar, se construye familia, conocimiento y compañía.
La violencia parece ser solo estereotipo, pero cuando se grita desde quien dirige la clase “Sparring”, “Combate”, “Lucha” o “hora de rolear” ves como cambia la situación, parece que el “big Bang” del primer momento de la clase no es más que pólvora a comparación del pandemonio que empieza a suceder todos combatiendo dependiendo de la disciplina uno contra otro, cambiando de contrincante cada tanto, golpes, derribos, giros, y gritos ”Me rindo” o “Noqueado” se ven cada día, son 20 minutos de ver adrenalina latir por los poros de todos y cada uno, cuando de un momento a otro cuando se acaba el entrenamiento todo parece ser la paz mas significante que se puede ver en algún lugar, todos ríen, hablan de lo que paso en ese momento de locura, se abrazan y reflexionan, todos como amigos, compañeros y familia se van cambiando para salir de sus casas felices y con respeto, los une un sueño “El sueño de ser peleador”.
Lo más impresionantes es saber que aun en sus hogares pueden seguir maquinando en su mente como mejorar, como crecer cada día en esto y ser mejores y más fuertes pero siempre con respeto, dedicación, disciplina y sobre todo amor.