(canción de un agnóstico a la fé de su pueblo)
Viene el sosiego
y la paz del alma
con la fiesta nueva.
Y la felicidad del espíritu
se regocija serena
esperando Navidad
durante la Noche Buena.
¡Majestad al grande
de la tierra y de los cielos!
Ya llega--su hijo-- el galileo
con esperanzas y consuelos.
Los piadosos se inclinan
ante el niño redentor
y agradecen con humildad
al verbo del Señor
y a la verdad
de la Santa Trinidad.
Hasta las almas impasibles
rinden su tributo a la familia
de Belén
en esos instantes
que vienen del Edén.
Las estrellas se ven
como recién creadas
por la luz mesiánica
de sus llamaradas.
Los gallos
poseídos también
de la divina gracía
se olvidan de cantar.
No se oye el llanto
de un solo niño
y hasta las almas
mas destempladas
están imbuidas
de una apacible calma.
En el pequeño pueblo
las sonrisas son
mas amplias y extendidas
mas dulces los murmullos
de los enamorados
y mas sinceros
los choques de las manos.
Un silencio de otro mundo
presagia en la tierra
el doblar de las campanas
de la medianoche
anunciando la llegada
del pastor y salvador.
Se va la Noche Buena
y ya viene Navidad
que llega presurosa
para el místico momento
del saludo a Jesús.
Venido para amar y perdonar.
A la luz de las luciérnagas
curiosas
los grillos entonan su cantar
y por designio del Señor
es en esta noche
todo mas dulce
y todo es luz y amor.
Dos ángeles vuelan por el cielo
y se complacen y saludan
en ese dia de adoración
¡está en paz el hombre!
¡los corazones contentos!
¡ y está en triunfo el amor!
esta en el mundo el Espíritu Santo
...llegó la gloria del Señor...
--y de su hijo-- el salvador.
Aleluya.
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