Te vi bonita pero grosera,
tan grosera tu lengua espantosa.
En violeta tus ojos
y en negro tu frente
pecado viviente con caparazón de estrella.
Una broma,
se vende seria y exquisita
y cuando abre la boca revienta
putrefactas cloacas de palabras obscenas.
El otro día un hombre preguntó por ella:
¿Dónde anda aquella de mieles soñadoras?
¿Aquella que no deja de pasear mi corazón?
Le dije: quizá bañando su piel de rocío en la noche.
Taciturno volteó la mirada
y temí su dolor y su amor equivocado.
No quise intervenir pues problema mío no es,
sin embargo, cruce los dedos por el.
Arreglando mi camisa me vio
la bonita pero grosera y al verme guapo
vociferó una bandada de avispas.
Me aniquilaron hinchándome la piel
sus aguijones mortales
y caí sumiso entre sus piernas
mientra su lengua espantosa mojaba mi orgullo.