Tu ausencia se aproxima a la levedad de mi llanto,
y no encuentro tus ojos, y no encuentro tu boca
y voy como queriendo descifrarte algo,
y voy como tú; ausente, y dejo que las horas
aparten de mis ojos el silencio eterno, de este mal letargo.
Tu voz ya no es campana, ni trino que alborota
la sangre de mi cuerpo, como si fuera tuya,
ni el palpito que asoma del rostro felizmente
ha dejado de verte , en la ausencia que perdura...
¿Cómo traspasa el viento la herida de una alma rota?
¿Dónde estará tu risa, de colores ahora mismo,
dónde si este cuarto ha perdido el colorido ?
y los rincones advierten, entre sus líneas el tiempo
deja que no me canse, de este corazón furtivo,
deja que la penumbra no me borre de tu rostro,
ni que el albor de tu pelo, despierte sin dar aviso.
Deja pronto que tu ausencia recorra otros cuerpos
que de vacío se visten, en los lugares inciertos,
vuelve a mi, vuelve a mi espejo,
que no hay rostro sin tu rostro
y los días van pasando y mis ojos son tus ojos
y la voz que va cambiando pide a gritos tu regreso.
Vuelve a llenar mi rio, que muerto en piedra se desgasta
y mis lágrimas no bastan, para correr a tu liño,
vuelve criatura humana, que el camino es el mismo
pero por favor no tardes, no permitas el olvido...