Yo en tu lugar,
no caminaría con los ojos ciegos,
distraída y en absoluta resignación,
como esperando de afuera
el milagro que solo llega de adentro.
Aunque estés en esos momentos
que domina una sensación de vértigo,
de la nada misma que solo a nada sabe,
o quizás a todo también,
o de la oscuridad que nos ensombrece la vista
hacia un camino que libramos al azar.
Yo en tu lugar me aferraría al sabio
dentro del cual habitamos,
y no prendería velas ni pondría flores
al altar de la personalidad
porque ella si que de mucho mundo externo depende
para distorsionarse o evolucionar.
Ese sabio
que tiene la edad del Sol y
permanece íntegro
aunque la muerte nos sorprenda para cambiarnos a otra vida.
Ese sabio que solo puede ser
cuando dejamos de intentar pretender ser alguien.
Antonella Elizabeth Saez.