No hay silencio que calle el susurro del corazón,
el llanto de un recuerdo,
y es que siento las siénagas de un lucero que nace
en medio de brisas de aires negros.
Y hay un hueco en el pecho
por aquellos días antiguos en que lo era todo,
paz absoluta, tranquilidad, regocijo.
Con ella, con ella, con ella también...
Extraño... sus risas, bajo el parque
tu mirada, tus palabras,
las conversaciones interminables...
y siento que nunca fuiste mas que un sueño
de tres segundo
a las tres de la madrugada...
tan distante, tan nebulosa...
tan callada...
hay dias en que te pregunto sin recibir respuesta
de su hubieras cargado mis huellas en tu pecho,
si hubieras recibido mis besos...
pero ya no es tiempo de hacerte preguntas,
ni de buscarte en el fulgor de alguna estrella...
ya no es tiempo de vivir,
solo es tiempo de existir en el vacío del universo, olvidado, olvidandote,
olvidandolas...
ya para siempre...
recordando ocasionalmente el verano de un corto invierno
de risas, de miradas pensativas...
de dos enamorados que hoy ya ni cruzan el aliento...