Me basta con decirlo en el mutismo,
guardarlo para mí, dentro del pecho,
y seguir en la senda, trecho a trecho,
por momentos al borde del abismo
y en algunos bogando por el cielo.
Me basta con soñar lo que he soñado,
al verte sonreír, aquí a mi lado,
en el sueño que es mi único consuelo.
Como un viento que acaba, no muy lejos,
su viajar anodino y silencioso,
el tiempo es un reloj que despacioso
va limando el brillar de los espejos.
Sin embargo mi amor sigue presente
como un poema cálido y latente.
Derechos reservados por Ruben Maldonado.