Aunque en ti yace lo que en mi vida fue latido,
no retengo dominio de memorias huidas,
ni perpetuos anhelos de las cosas sufridas.
Pues alguna vez fui niño y recorrí un camino.
Inocente sin saber, como uno esta perdido;
pequeño viajero de la experiencia: un vecino.
Insolente caminante de artes homicidas
cultivando alegrías de incuerdas emprendidas.
Acierto con las cosas pasadas, he aprendido;
experto estudiante soy, menos de lo divino.
Encontré entre islas entendimiento florecido,
aunque existieron las dolorosas despedidas
por las que bellas memorias fueron pues suicidas.
El recuerdo retengo de todo mi destino
y ahora solo queda un pasado fallecido.