La tarde fría y gris,
con nubarrones que se deshojan,
gota a gota se fueron colando
en cada rincón del alma,
añorando días espléndidos,
de primaveras pasadas.
La cortina de lluvia
empapó las ventanas de mi alma
y la neblina de mi sentir
opacó el corazón,
impregnándolo de una profunda nostalgia.
Y en mi alma sigue lloviendo
anegando de esperanza mis sueños,
que vestidos de nostalgia
me acercan poco a poco
a mi próxima primavera.