Eran como susurros que bailaban junto al viento,
murmurando frases que no fueron escuchadas,
cuido lo que sentía, arriesgo toda su vida,
navegando contra el frió, perdiendo el aliento.
Volando era libre y así se sentía,
valiente se atrevía a volar con su tristeza,
con tantas heridas, y tanta delicadeza,
era fuerte pero tarde o temprano se cansaría
Yo creía en todas ustedes, y en que todas volaban,
“no debía llorar” pero igual lo hizo,
disfrazando las lágrimas que su alma rasgaban,
¿Qué marchito su bosque y nublo su cielo?
Entorpeciendo sus alas, encadenándola al piso,
maravillaría si pudiéramos ver su triste vuelo.