La que siempre
tendría que estar.
La que extraño.
La que a veces
a un lado dejo.
Pero no creas es así.
Aunque no te nombre
en letras.
Te llevo grabado
en mi corazón,
todos los días
de mi vida.
Desde que
me enseñaron
a comprenderte
y amarte.
Esa, tu presencia,
siempre en mí está.
Porque es la que
le da a mi vida,
los deseos de vivir,
aunque muchas veces
he querido dejar de existir.
Tu imaginaria voz,
es la que me
ha hecho desistir
de la cobardía
de vivir.
Pero sabes
que en mí,
son locas ideas,
que no he de cumplir.
¿Cómo dejar de vivir,
si Tú eres
el gran bálsamo
de mi existencia...?,
para continuarla,
y continuarla,
aunque tenga que sufrir.
Ya no me importa.
Sufro, pero con alegría,
con amor, porque
a través de tus palabras,
cada día voy comprendiendo,
y comprendiéndote.
Mi sufrimiento
no puede compararse
al que Tú has tenido.
Y en más de una oportunidad,
he aspirado el aroma
de tu sangre.
Y la he llorado,
la he amado.
¡Cómo no amarte,
si Tú entregaste
tu vida
por nosotros!
El dolor de
no poder verte,
así, en carne y hueso,
pero sentir en mí,
el gran amor
que siento por Ti.
Amarte es parte de mi existencia.
Ante los sufrimientos,
el estar consciente
que te amo,
y Tú me amas,
soy feliz,
aunque tenga
que sufrir
el más terrible
dolor de la vida.
Derechos reservados de autor (Hugo Emilio Ocanto - 04/12/2014)