Gustos diferentes, ¿placer o tragedia?.
Cuantas veces he querido gritar lo que siento al mundo, mi verdad y dejar de vivir como un prófugo escondido en la oscuridad que hoy es mi más fiel cómplice.
¿Cuanto más durará mi silencio? Es él quien guarda mis pensamientos más profundos, el es mi escudo y espada con el cual me enfrento al mundo, tan doloroso como mil agujas en el pecho, necesario como respirar y tal vez mejor respuesta que cualquier discurso. Es por vergüenza y temor a la burla que cayó mi pesar, ayudándolo a ser más y solo más pesado.
Que placer tan celosamente guardado, por miedo morirá en un rincón de mi alma, duele saber que es así, algún día desaparecerá dejando un enorme vacío.
Dicen que el tiempo cura todas las heridas, me gustaría creer tal mentira, si se bien, hay cicatrices que jamás desaparecen, ¿que más da que duela? me va a doler incluso después de muerto ¿importa si duele un poco más?.
Cierro los ojos y le grito al mundo mi verdad. Puedo sentir un inmenso calor en mi cuerpo, logro ver la inexistente prisión de hielo caer ante mí, dejando libres los sentimientos que en algún momento creí perdidos.
Pronto puedo sentir incomodidad al no escuchar respuesta ¿será que los eh dejado perplejos?, junto la poca fuerza existente en mí, logro abrir los ojos y levantar la mirada. Soy invadido por un profundo temor al ver que tras la última pared que logro derribar me encuentro con un enorme jurado cuyos rostros logro reconocer, son amigos, familiares, una audiencia tan grande como una cuidad, sentimientos que testifican en mi contra y un juez cuyo rostro no veo pero su esencia me es conocida.
Mi corazón ya dijo su historia, solo queda la mía. Tristemente digo que soy culpable, mi razón objeta pero es inútil, después de todo es mi verdad quien está hablando.
Vanamente intente escapar con esas palabras y a la vez solo me muestro mas culpable. Soy culpable de amar de la forma que hoy juzgan, de gozar al máximo lo que para muchos es una tragedia. ¿De verdad es una tragedia? Sentimientos tan fuertes como los que dominan mi corazón no pueden ser nunca una tragedia y les pregunto ¿Qué es realmente el amor?, puedo decir que no me arrepiento de nada.
La audiencia aplaude, el jurado llora y el juez ríe mientras me condena al silencio eterno.
Mientras me dirijo voluntariamente a mi celda logro verle el rostro al juez. Me doy cuenta que soy yo mismo y mi carcelero mi más profundo miedo a la vergüenza.