Llega un momento en la vida
cuando necesito gritarle a los vientos
que soy comunista,
que soy socialista,
porque me interesa y ocupa
el ser humano
como ente gregario
sometido a la dicotomía
de lo bueno y lo malo,
lo posible y lo divino,
lo lícito y lo sagrado,
lo fútil y lo prohibido
Renuncio a la propiedad privada
que me obliga a la fidelidad
y a la cárcel
que me ata a una piedra
renunciando a la tierra
que compra mi alma
por el precio de una fantasía
con la moneda de nada
Renuncio a los dogmas
que me hicieron un borrego
huyendo de mi mismo
y temiendo a mi sombra,
que me hicieron pecador
por haber nacido
que me condena
a un infierno vitalicio
con la promesa de otro peor
Renuncio a las fronteras
que me entorilan
para el destazo
y la mesa de dos o cuatro,
donde debo pedir visa
para saltar el cerco
Adopto por patria el universo
como lenguaje la poesía
y como moneda el amor;
establezco mi hermandad con dios
Borro de mi diccionario
las palabras extranjero,
enemigo, guerra,
mazas, gobierno,
religión, infierno,
mio, tuyo, prohibido,
imposible, degenerado,
restringido, pecado