Holocausto de trinos me he vuelto clamando por ti, azucena del valle perdido, que te encuentras clavada, amordazada cual mariposa en la metamorfosis de la vida.
Déjame entrar a encender el fuego de tu hoguera, cual tizón de calor te he de dar, y terminar con la escarcha que cubre tu cuerpo de arena blanca.
Danubío que versa las palabras de mi poesía desnuda, que acúrruca espuma algódonada que brota del alma y canta.
Llovizna de amores, llovizna de estrella, momento incautó cuando mas te siento, mujer encantada de mis pensamientos.
Ceniza residual de la llama ardiente, de esas tus pupilas infinitas que brillan al verme.
Caigo en tu misticismo, embriagues de belleza tallada a mano, magia roja es tu pelo, rendido a ti pedazo de cielo.
Naturaleza muerta son mis ansias que todas las noches por ti cantan, asomadas del espejo de las charcas de plata.
Holocausto de trinos que mueren por ti, dedico mis amores tan llenos de suspiros, como el canto del pastor al inmenso amanecer, repleto de esperanza devoto de la vida, divina mujer del alma mía.
Marc Téllez González