Si alguna vez
te parece que ella se ve mal...
no le hagas caso al cuadro;
de cierto estará pensando
en cómo cambiar algunas cosas
dentro o fuera de lugar.
¿En las reuniones? Verás…
ella es la que se sienta sola
en un sillón lleno.
Luego ella se pierde…
Se va al escondite.
A dormir boca abajo
e imaginar que la mente
se va a jugar por allá…
dejando el cuerpo atrás,
y que no le hace falta correr
para alcanzarlo.
A veces ella mira al techo y piensa,
que hay partes de ella
que apenas sobrelleva,
otras que ya no aguanta más.
\'La levedad y lo ordinario
no compaginan en ella\'.
Pero no le importa,
No del todo.
Las mareas están siempre
a punto de cambiar.
Y ella piensa:
-Soy la rosa de los vientos.
Es cierto que a veces se enoja
por sentirse tan sincera, o límpida,
y tanto,
que nunca siente los rechazos
porque ella misma
no ha aprendido a rechazar.
Y si acaso la vieras por la calle,
la reconocerías al instante…
ella es la que va cantando,
sacudiendo las manos,
revolviendo el aire,
inventando agrandar el ardor.
-¿Será ella una farsa, o tan solo una tonta?
Los disparos le traen cansancio…
Una y otra vez,
Allá vuelve ella: boca abajo
a soñar que su alma no está herida,
que es solo un juego de ajedrez,
el cual nunca entendió,
mas del que nunca saldrá vencida.
-Hay ángeles que le dan guarida.
Mira, y mira al techo,
y siempre recuerda algo
que aún no te ha contado.
¿Quién es ella?
¿Quién ha sido?
Y se siente sola,
por pensar en ti
y en cuando se exorcizará
la piel de ese impulso,
encíclico,
a dar amor sin recibirlo;
y a andar por las calles
como si la luna la siguiera.
Ya lo ves…
Ella es de esos seres raros
dispuestos a darlo todo,
y a empezar, y empezar,
desde la nada,
retomando recuerdos sin sentido…
Aunque sólo reciba retóricas
pobres, sin diminutivos,
y mensajes sin pronombres
posesivos.
(Socorro Maria Lopes)