- Lúcia Constantino
Cuando sople la eternidad
sobre las simientes,
las colinas y las tardes
y se abra la niebla
como quien desea el amor
despertará el ángel de la risa
en el dolor.
En aquella casa antigua
entraré con la cabeza erguida.
Más leve que un pájaro,
plasmada en infinito,
asustada e inconforme
con mi sonrisa.
(traducción de Juan Martín Ruiz)