Por fin doy la espalda
A lo lejos se oyen risas.
Los ojos de las arañas
Aún se arrastran por el callejón.
En el camino seco nadie ríe.
El viento deja sus huellas.
Florecen remolinos de dorado polvo
La primavera entrecierra los párpados
Detesto el viento.
Tampoco le temo.
Voy a olvidarlos a mi modo
Y caminaré siguiendo el llamado de la costa.
Hay barcos viejos
Jarrones y conchas despostilladas.
El agua es azul y brillante
cubre la paz eterna.
Seré del mar, voy a pertenecerle.
La vida verdadera. La espuma de las olas.
Consagraré las flores y amaré el coral
Sacrificándose a sí mismo.
(Poema ¨A ESPALDAS¨, Autoría Lorena Rioseco Palacios)