Llegué a vivir del ayer tantas cosas,
Tantos, tantos increíbles momentos,
Que ahora que ha pasado mucho tiempo
Los conservo y cosechó como rosas;
Fueron hazañas tan esplendorosas,
Los goces para un corazón abierto,
De un loco amante que fue tan inquieto,
Experiencias por demás amorosas;
Fueron no tan sólo audaces locuras,
Más bien fueron los eternos placeres,
Inolvidables rayos de ternura,
Aquellos fatuos, vibrantes ayeres;
Audaces y fugaces aventuras
De sinceros y de honestos quereres…