Tomó la tarde.
La tomo de su rostro que desaparece,
y la sombra de sol la veo ya casi a migajas.
Tomó esta tarde que me diste a bocados.
Tomó lo que es mío y lo que no es.
Desde la juventud del día reunido,
hasta el estar de tu beso que acompaña.
Tomó los frascos diarios que me dejas,
y aquellas regalías de las olas venideras.
Tomo a sorbos está lluvia recién nacida,
que de vieja en momentos se recuerda.
Tomó un lugar en tu mar,
en tu recorrido de muchas veces,
que las mentes tiernas me dejan anclar.
Tomó un lugar,
en tu lejana noche y tan cercana estrella.
Humberto Velasquez Jimenez