En el silencio triste que habita mis recuerdos,
testigo de tantas e imborrables noches de pasión
que testimonian verdaderas sesiones de amor y delirio
tus recuerdos me estremecen.
Revivo inolvidables torbellinos de lujuria
Acompañados de delirantes y entrecortados suspiros
donde mi piel abrigó el frío de tus huesos,
donde mi humanidad exploró tu vientre,
donde la intensidad de tantos y delirantes orgasmos
lubricados con nuestros tibios aceites corporales
sellaron con ardientes y apasionados besos
la grandeza casi sublime
de dos almas que juraron amarse a perpetuidad
sin pactos ni componendas
por qué un verdadero amor
no necesita
ni firmas, ni padrinos, ni testigos.
que sucedió,
que nos pasó,
en que nos equivocamos,
si hoy solo quedan recuerdos de un amor delirante
flotando en los rincones de una mente que un día
se sintió amada.