Os lo aseguro, yo soy disciplinado,
si me aconsejan, yo sigo los consejos.
Cuando turbias aguas bajan, si avisado
me deshago de pesares que son viejos.
De aquí para allá yo voy. Ensimismado,
a diario acudo al oráculo de Delfos,
Necesito desbrozar bien mi pasado
pues de mi futuro despejar no dejo.
Nada tengo, nada soy, nada ya espero.
Ni siquiera me interesa lo logrado.
Al rincón de mis penas acudo, pero
a los penares los tengo ya olvidados.
Ni patria tengo, ni tengo mar, ni cielo,
las lágrimas de mi cara se han secado.
Andando el camino voy mientras mi arado
pedruscos sólo tropieza al ras del suelo.
De mi tez, la suave brisa se ha largado.
Vivo en sombras, la tarde se ha echado. Lejos
suenan tambores que avisan ha llegado
la hora es ya de mi verdad. Por fin ya os dejo.