Raúl Daniel

Nunca supo tratar a las mujeres

 

Nunca supo tratar a las mujeres,

y , aunque era bien varón,

a más de desearlas,

las quería como hermanas,

así que no las sometía,

sino que les ponía alas.

 

Fracasó una y otra vez

en construir una familia,

sabía enamorar a las muchachas

pero las perdía paulatinamente,

al tratarlas...

 

Conoció una en la calle

que casi no sabía escribir,

fue su maestro, su hombre y padre,

la fue educando despaciosamente,

y haciéndola independiente,

enseñándole ciencias, oficios y arte;

llegó a ser mujer destacada en la ciudad,

y cuando ya pudo volar,

le dijo, ¡que quería divorciarse!

 

¡Qué contradictorio!, él no entiende,

Piensa: “La mujer pide libertad,

poder realizarse...

pero a la hora de amar

desea (aunque no lo quiera confesar),

¡ser sometida por un animal!”

 

¡Tonto poeta, hacedor de mariposas!

llenaste el cielo de colores,

pero nunca gozaste del amor,

se burlan de ti las flores que regalas,

porque hasta ellas mueren ¡para ser disfrutadas

por la nariz irreverente que les roba el olor!

 

¡Tonto poeta, hacedor de mariposas!,

¿no sabes tú que las mujeres no desean ser amadas,

que es mentira todo lo que dicen

y quieren ser sometidas y maltratadas?;

¡las excita la violencia del macho embravecido,

se desarman todas ante un buen apretón...

lo demás es fantasía, especulación!...

para que le compres algo... para cobrarte

¡después de cada violación!;

así es como les gusta... ese es su negocio,

(las enseñan sus propias mamás

en los ratos de ocio).

 

¡Tonto poeta, hacedor de mariposas!,

deja de ponerles alas...

¡se les queman al llegar al sol!