Hueles a noche.
El cielo es una lámpara que apago cuando me miras. El mar es un perfume de segunda mano. El pájaro es de tierra, en comparación a tus brazos.
Todo cabe en mi mano, cuando me refugias en tu abrazo. Todo es inmensamente pequeño, excepto la raíz de tu amor. Que se alimenta de vida, en la primera caricia. Que peregrina en hoja seca, cuando de tus besos, mi lengua no respira.
La ciudad es una muralla. Tú eres la piedra que construye mi casa. Tú eres el hogar de mi sombra, la entelequia de la noche que destruye, el creacionismo inacabado de mi poesía. Tú eres vida, vida, vida.
Hueles a noche. A humedad, a lluvia de tierra sobre el vacío de tu herida.
Sinestesia de encuentros. De semilla a ortiga.
De silencio del mundo a lenguaje de amor.
Todo lo puedes vos, todo lo puedes.
De animal herido a hombre que juega ser dentro de mi cuerpo, el sinónimo de Dios.