Raul Gonzaga

Ánimo padre

Lo miraba a los ojos, contemplé su vejez,

Con sus rasgos cansados y arrugas en su piel;

Se ha quedado muy solo, pues su esposa se fue,

Solitario pensaba: ¿Cuándo la alcanzaré?

 

Lo miré en lontananza, distante, lo besé;

Le hable con la mirada: -no te dejes vencer,

Te lo piden tus hijos, estos nietos que ves,

Esta inmensa familia, tienes mucho qué hacer:

 

Él, con ojos nublados, parece lo entendió,

Se alejó lentamente y a su cuarto llegó;

-Ya lo sé, hijos míos, ella se quedó

 

En los ojos de ella, en los labios de sol,

Esa dulce sonrisa que a estos niños les dio;

                        Ella no se ha marchado, tampoco me iré yo…