Quisiera escribir un poema cada día,
al sentir que hay algo que se acaba
tengo tantas, tantas cosas que contarles,
en un tiempo que es escaso a la palabra..
Tantas cosas de mi vida que aun no e dicho,
tantas cosas cargadas a mi espalda,
son figuras del ayer, que a nadie importa
solo mías, pero igual quiero dejarlas.
De ilusiones, de amores, desengaños,
de proyectos, de triunfos y fracasos,
de tristezas, de risas y de llantos
un ser común, en la vida, ¡nada extraño!.
No hay, en mi existencia la gran cosa
que merezca la pena el destacarlo,
es igual a toda vida del humano,
fui niño, adolescente, adulto y hoy anciano.
Pretendía hablar sobre mi mismo
y lo haré, cuando el tiempo lo requiera
si total, todos somos uno mismo
habitantes, pasajeros de esta tierra.
El camino de la vida, a todos nos comprende.
Atrapados tal vez fuimos de rutinas,
un solo empleo, una sola forma de vida
un mismo país, una ciudad, un mismo pueblo,
las mismas calles, al hartazgo conocidas.
Por que todos la existencia hemos surcado.
aunque fuéramos ratones de oficina,
igual nos corresponde a cada uno,
los caminos empedrados, duros de la vida.
¡Y cuanto, cuanto, hemos andado,
detrás de irrealizables utopías!
orillando a veces el cause de algún río
o escalando montañas infinitas.
Luchando siempre, por llegar hasta la cima,
oteando horizontes, llenos de lejanías,
transformando en cercanas, sin ninguna prisa
entre sombras y estrellas, ¡noche y día!
Descendiendo a sus valles, y así seguir andando
acompañado a veces por la casual risa,
otras fueron, ahogados, en el casual llanto,
caminamos lento, caminamos rápido.
Seguimos andando, atravesando su infinito
en tardes azuladas en noches tormentosas,
de arrachados vientos y apaciguadas lluvias.
atrapados en su furia, disfrutando su calma.
En madrugadas dormidas, entre ayeres y mañanas
descansando a veces, a ver pasar caminos,
subirnos a ellos, nos siguieran llevando
a través de los días, los meses, los años.
Sentimos el cansancio, de tanto haber andado
por tanto haber luchado, por tanto haber soñado
nuestros pies hoy agrietados ya ruegan por un alto,
pero, si hay sueños y esperanza, seguimos caminando.
Somos tierra y agua, convertida en barro
solos nos hicimos solos nos moldeamos
fuimos alfareros de nuestra existencia
fue a nuestra manera, que al final llegamos.
Nicolás Ferreita Lamaita.