Cómo hablabas
que me ibas a ver
rodándote de rodilla
que vuelvas
y yo estoy como un velero
anclado en mi pensamiento
escribiendo lo hermoso de mi poema
en una gaviota
que quiero
o en casa dsirviéndome
un pescado fresco,
y de tí ni me acuerdo,
tal vez lo haga,
cuando estemos en el cielo
si es que lo permiten hacerlo.