Quiero morder tu cuello
y saborear perímetro por
perímetro el contorno de
tu espalda,
descendiendo con mi lengua,
¡Toda!
¡Hasta el vértice de tus nalgas!
Escucharte enloquecida
cuando en ti me abra paso,
sostenerte con mis brazos
sobre mi regazo el dividendo
de tus muslos,
encontrarme muy profundo
en tu fuente de vida
amarte enloquecido cadente
mi amapola,
cubrirte con mi dulce néctar
tu rostro tan bonito,
ungirte nuevamente
penetrándote pausadamente.