Un hombre de dos manos y, de muchos andares
viste una noche oscura, viene a darse de orgullos
unos días monstruosos, que llora a muchos mares,
va descalzo y de espaldas en sus doce garbullos.
¡Ay! pobre aquel humano, pobre de sus esquinas
que apócrifas desvelan sus árboles resecos,
sé yo de aquel humano doblado de rüinas,
vuelve de ayer herido, su quiróptero da ecos.
Pausa a pausa de luz enciende sus talones,
¡ay! hermano no digas que en mi tácito hay dones
¡No!, ¡calla! por favor, no quiero comer iras;
sube lúgubre en letras confusas de su edad
traste a traste desnudos, unidad....unidad
ese hombre disyuntivo, bebe de sus mentiras.
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John Morales Arriola