Quizás nunca.
Diciembre, en tu tercera flor
deshojaste mi alma
y como un capullo abriste mi corazón.
y en la oscura y blanca noche
nos aprisionaste.
diciembre, la canción más triste
la tocaste en mi alma;
blanqueaste mis ausencias,
tocaste con un beso, mi mejor melodía.
nos vigilaste en las alturas,
como todo un Dios.
y la mujer ardía como las cuerda de un bolinee;
Amantes,
dos amantes bajo tu velo,
ardiendo de pasiones
y tan solo tocar un beso.
Maldito diciembre,
hecha de mí esos agravios de tus ojos
de miel.
Aquella noche
construimos un puente,
sus ojos y los míos,
como una ventana hacia el alma.
sus labios y mis labios,
como puertas al corazón.
Diciembre, en tu tercera flor
me deshojaste como un simple papel
y con un simple beso
tocaste mi mejor canción.