LUZ Y SOMBRA
Eres luz y sombra, fuego
y viento del esperado
y dulce amanecer,
aquel que está más allá
de los húmedos cielos
y de la amada esperanza
y del sueño y de la
permanencia del silencio,
y del intocable eco que se
pierde en el tiempo,
y del ansiado devenir,
de la realidad exacta.
Tu palabra la encaramas
en la más tierna e invisible netáfora,
la cubres con hilos de amor
y senderos del alba,
la hermoseas con los
cabellos negros
y dorados de la bien amada,
como cuando caen
en la yema del alma
los besos de una virgen
bella con labios de nácar,
y como aquel que suspira por su amor
y le construye encima del mar
la más hermosa de las barcas.
Tú vives donde las espumas cantan,
donde las alamedas ríen
y se gozan ángeles y hadas.
Tú estás allí donde tus pozos sacian
la luz de los ciegos, la sed de las almas
y de todos los sedientos y de todos cuantos sangran.
Tú estás allí donde las mariposas declaman,
donde las caracolas del mar elevan salves
y las sirenas que nadan en las fuentes blancas
llenas están de mística blancura y de íntima esperanza.
Mas las auroras de tu amor y de tus celestes arpas
resbalan por tus versos y se enarbolan cándidas.
Son como nubes dulces, son como sendas blandas,
que por dentro de tu pecho como una estela ancha,
recorren todas tus venas y pasan a tus entrañas.
Estos son tus resplandores que el cielo se propagan.
A veces tienes tormentas, a veces tienes borrascas
y tienes tus lindas musas entre las danzas de algas
y tienes tus querubines que bogan con pecho y alma
y sabes llegar a puerto y sabes echar el ancla,
y cómo cruzas abismos navegando con tus barcas,
hacia ese camino angosto, senda de la amada patria.