Lo conocí en un mañana de sol, en el lugar menos esperado, donde los gritos son de dolor y otras veces de alegría y amor; pero allí estabas tú, con tu gran sonrisa entre tanto lamento. Como un ángel que había caído del cielo te encontré, lleno de heridas por sus alas rotas, con miedo de explorar nuevos senderos llevando gran vacío en su alma.
La timidez era su mejor armamento, su rostro de niño, y su cuerpo de un guerrero que está en busca de una nueva batalla, sin duda un ángel que se escudaba bajo una coraza de hierro. Al mirarlo por primera vez me enamoro sin piedad, tiene algo su mirar que en las noches no lo dejo de pensar, y aunque no me decía nada yo ya estaba enamorada.
En una noche de cielo estrellado él estaba a mi lado, como un susurro su voz se escuchaba mientras me conversaba, la música sonaba y sin importar nada me perdí en su mirada, resucitando en sus labios, con una gama de sabores donde la miel recorría ambos labios, pero con un gran beso de amor desperté de mi sueño encantador.
Caminar a media noche cogidos de la mano como dos enamorados, donde los únicos testigos de nuestro amor sea la luna, y solo existamos tú y yo. Te imagine muchas veces en mis sueños que vivía anhelaba tu llegada, aunque estabas cerca de mí no me percataba, que eras tú el hombre que siempre buscaba.
la piciosa brii