Mañana cautiva devota del arte,
con alardes de letra profunda;
carcelaria del caudal errático de amores.
Con fragmentos marcados de despiadado
puñal enterrado en el corazón
puede ser el emisario de tan inhóspita devoción.
Calcinado ante los sueños de una noche,
marcada por la acariciada embriagues;
que amordaza la locura de la escritura.
Despierta dócil como la seda,
que su dulzura te llena; palpita el corazón
de los claros oscuros envejecidos de pasión.
Que con ágil fragancia,
se funde en los calcinados rosales
sepultados de arrogancia como si fuera canción.
Aquí en esta mañana,
perdida en la galaxia; carcelaria de los fragmentos
del emisario de una musa amurallada.
Ecina